Las sucesiones tecnocráticas terminaron y en 2000 y 2006 el PAN ganó la presidencia. Y el 2012 abrió nuevas formas sucesorias en la élite priísta.
El estilo político de Peña Nieto puede ser hoy una variable sucesoria a considerar: Fue político en 2012, carecía de conocimiento técnico de la economía, como político pudo negociar el Pacto por México con el PAN y el PRD para reformas estructurales neoliberales y su habilidad política le ha permitido ejercer un poder real muy superior a la contabilidad electoral del PRI.
Si bien el país quedará urgido –sin TCL o con uno menguado por Trump– de un nuevo modelo de desarrollo, lo peor que le puede pasar a las élites priístas es que supongan la necesidad de un economista como candidato. El modelo económico del Tratado fue diseñado por dos políticos –Carlos Salinas de Gortari y Manuel Camacho Solís– y operado en la práctica por economistas: Zedillo, Francisco Gil Díaz con Fox, Agustín Carstens con Calderón y Luis Videgaray con Peña Nieto.
Si bien las relaciones de producción determinan las relaciones políticas y sociales, los liderazgos institucionales requieren de políticos para diseñar y echar a andar los modelos de desarrollo. López Portillo y De la Madrid fueron más políticos que economistas. Zedillo fue más economista que político y por ello perdió el control de los hilos políticos, no supo tomar la gestión del PRI y en términos reales nunca le importó la alternancia.
En este contexto, el efecto Trump-TCL va a requerir un mando político fuerte; Salinas diseñó el modelo neoliberal de desarrollo, pero la parte sustancial de su operación fue en el PRI: en 1987 echó fuera a los cardenistas, sustituyó los documentos básicos del PRI por el Plan Global de Desarrollo y el Plan Nacional de Desarrollo, suplió el Estado por el mercado y relevó las élites políticas por economistas.
Salinas construyó su candidatura presidencial desde la política, aunque su modelo fuera económico. Y desde la política preparó como sucesor a Luis Donaldo Colosio, pero el discurso del 6 de marzo fue asumido por salinistas como una traición al modelo económico porque ahí Colosio dejó entrever el regreso de los políticos al poder. El asesinato de Colosio le permitió a Salinas redireccionar el liderazgo del modelo económico con el tecnócrata de Zedillo. Y los tecnócratas se apoderaron del equipo económico de los panistas Fox y Calderón y el priísta Peña Nieto, demostrando que ya no se requería el poder presidencial para garantizar la aplicación del modelo neoliberal de desarrollo.
Para el 2018, el desafío para Peña Nieto y el PRI estaría planteando un perfil político del candidato y no el de técnico de las cifras y modelos matemáticos, y más con las nuevas circunstancias: 17% de votos para el PRI, solo 5 millones de militantes y necesidad de cuando menos 15 millones de votos para ganar la presidencia.
En un modelo económico sin opciones, el camino neoliberal requerirá más política que economía.
Política para dummies: La política es el reino de las sorpresas que necesita de políticos preparados para los imponderables.
Sólo para sus ojos:
•Siguen los pleitos de Trump: Ya mandó que le midieran su IQ –coeficiente intelectual– a su secretario de Estado, Rex Tillerson, por insistir en negociaciones con Corea del Norte y por llamar tonto a Trump. Pero va ganando la batalla contra jugadores de futbol americano que se hinca en los himnos y los dueños ya anunciaron que los que se hinquen no jugarán. Y todo por el dinero de patrocinios y beneficios fiscales.
•Dicen en los pasillos del poder que el motín reciente en una cárcel de Nuevo León fue una caladita para el gobernador Jaime Rodríguez El Bronco, quien se inscribió como posible candidato independiente a la República.
•El caso del productor de cine Harvey Weinstein, acusado en el The New York Times de abusador sexual ha entrado en la dinámica política demócrata: Fue apoyador de Hillary Clinton, quien se tardó en condenar los abusos; y una de las hijas de Barack Obama fue becaria en la empresa de Weinstein por el grado de amistad entre ellos.
@carlosramirezh