CARGANDO

Escribe para buscar

Destacado

CÁTEDRA DE NUESTRO COLUMNISTA

Compartir

LUIS IGNACIO VELÁSQUEZ

En medio de trajes de colores oscuros y vestidos glamurosos, el politólogo Cipriano Flores Cruz ingresó al salón del pleno del Congreso ataviado con un sombrero de ala ancha negro, pantalón de mezclilla, guayabera blanca y su morral. Indígena zapoteco, no solo rompió la etiqueta, sino hasta el esquema de lo políticamente correcto y, sin más, calificó de inoperante e ilegal el sistema normativo interno, que regula las elecciones por usos y costumbres en las comunidades oaxaqueñas.
Didáctico, explicó a diputados, integrantes del IEEPCO y TEEO, así como decenas de estudiantes presentes su tesis: que el libro del código electoral estatal que regula las elecciones por usos y costumbres es inconstitucional, toda vez que viola los derechos de los pueblos indígenas.
Licenciado en ciencias políticas, maestro y doctor en administración pública por la UNAM, subrayó que el Estado mexicano tiene obligaciones con los pueblos indígenas: reconocimiento como pueblo o comunidad indígena, identidad indígena, libre determinación y autonomía, derecho a aplicar sus propios sistemas normativos, derecho a la preservación de su unidad cultural, derecho a la tierra, derecho a la consulta y participación, entre otros.
Después desde la tribuna camaral, como buen campesino, desgranó uno a uno de los derechos para demostrar su falta de aplicación en la realidad.
Caminante por los pueblos y comunidades de Oaxaca, el ex director del Instituto Estatal Electoral aderezó cada derecho anulado con anécdotas en elecciones por usos y costumbres en las que ha participado. “En Loxicha se hizo una asamblea de 6 mil personas, se presentaron tres candidatos pero no había forma de contar los votos, así que propuse que quienes apoyaran a uno se colocaran a la derecha, al otro a la izquierda y al otro al centro; estoy seguro que el procedimiento del bulto no lo aceptan en el tribunal porque no hubo certeza; pero nosotros podemos votar por silbido, levantando la mano, por murmullos, como querámos”.
Añadió que en San Pedro Cajonos un día probaron que tan buenas son las mujeres para gobernar. “Resultó tan buena, que al otro año escogieron a otra mujer; es decir el pueblo tiene el pleno derecho de decidir, nadie le puede imponer que en una elección le toque a una mujer gobernar, es la asamblea la que en última instancia decide porque así está en la Constitución”.
Los invitados especiales y demás, se removían incómodos ante las observaciones del hombre moreno con larga barba blanca que desde la palestra, insistió: “Tenemos derecho a la autonomía, pero a ver: ¿ustedes conocen cómo se gobierna la UABJO? ¿Y cuándo le han dicho a los universitarios cómo deben de gobernarse? ¡Ese es su problema! Eso se llama autonomía y entonces porque al pobre indígena no le permiten ser autónomo”.
“Si dos pueblos, agencias, se ponen de acuerdo en no participar en la asamblea, es problema de ellos. ¡Ah! pero luego luego vienen los abogados e invocan la violación al derecho universal del voto, ¡pues no! Si nosotros lo decidimos así es nuestro problema. En la Cañada hay un pueblo que se llama Nacaltepec y en 1950 tuvieron un problema con otro pueblo y los habitantes de abajo no ayudaron a sus paisanos, cuando les pregunté por qué no los tomaban en cuenta en la elección, me respondieron: por maricones, -en zapoteco no existe la palabra-; seguramente si el problema va al tribunal se anularán las elecciones, pero hay un problema histórico y no se pueden ver”.
Conocedor del tema, asevera que la disputa entre agencias y cabeceras municipales es por recursos. “Diputados legislen que se entreguen recursos a las agencias y se acabó el problema”.
Y apostilló al final: ¿Por qué el tribunal electoral no interviene en la elección de la UABJO y sí en las de las comunidades autónomas?

Etiquetas:

También podría gustarte

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Siguiente

error: ¡El contenido está protegido!