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¿Cómo aprendí a ocuparme y sobrevivir al virus en Oaxaca?

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Rodrigo Islas Brito

La pandemia no es igual para todos, y menos cuando se trata de realizar un pequeño consenso sobre cuestiones o actos positivos que haya dejado la explosión de Coronavirus mundial en la Oaxaca del entorno inmediato, en momentos en los que el estado registra más de 12 mil casos confirmados de COVID-19 19 y más de mil 122 defunciones.

Al oaxaqueño promedio cuando se le pregunta por cosas amables en pandemia pone cara de que piensa que se lo están cotorreando.

“Pues que algunos han hecho su agosto desde abril”, dice Claudia Juárez ante el cuestionamiento. Señala lo mucho que el COVID-19 ha puesto a la gente a tratar de convertirse en pequeños empresarios ante la emergencia, ya sea en la venta de tapabocas simples o fuertemente confeccionados con iconografía colorida que ubican como auténticamente oaxaqueña.

Claudia, diseñadora gráfica, abunda  sobre este particular al mismo tiempo que el doctor Jorge Salcedo Báez señala que esta cuestión de emprendedurismo de tapabocas también ha traído una sobreoferta en el producto que ha resultado por demás peligrosa. “Pongo un ejemplo: los estilizados tapabocas que se venden en las esquinas de los Chedrauis o los Sorianas no te protegen de nada”, apunta el galeno.

Salcedo reflexiona en que los tapabocas con sonrisas del Guasón o caras de otros famosos personajes de la cultura pop pueden verse muy interesantes en quienes los usan pero que sencillamente en la transmisión o no del COVID-19 19 no cumplen con su función.

“Un tapabocas debe estar compuesto por tres capas protectoras, no ser un simple trapo al que se le hizo un buen trabajo de serigrafía”, abunda.

Ante la negatividad del médico en el tema de la nueva y pujante industria del cubrebocas, Claudia Juárez prefiere resaltar todos aquellos que se han convertido en vendedores de distintos tipos de comida y antojitos ante la emergencia económica que ha venido a hacer más grande el virus. Resalta que tiene amigos músicos, probablemente uno de los gremios más castigados de la actual contingencia sanitaria, que hoy venden a domicilio tacos de ceviche “para chuparse los dedos”.

“Ni los propios compas sabían que le podían hacer a la cocina y a la preparación de alimentos. Pero si la necesidad no te lleva a reinventarte entonces sí que se convierte en condena”,  enuncia Juárez.

“Las ganas de salir adelante hoy deben tener un  sueño muy  ligero.  En estos pocos meses de infierno en tiempos pandémicos, el mundo se ha convertido en un lugar para visualizarse intrépido. Lo mejor es que ahora hay más gente probando cosas nuevas, diferentes y haciendo cuestiones que nunca se habían propuesto hacer o tan siquiera imaginado”, resalta por su parte, Esaú Pablo Cruz, pequeño vendedor de comida corrida a domicilio que prepara en su casa junto a su esposa y su hija de catorce años, y que va a dejar en su moto ‘vespa’ a la que le ha adaptado una canastilla para entregas.

“Mientras unos con el dinero suficiente para hacerlo se fueron a encerrar a sus casas en cuarentena para no salir. Otras personas, tal vez con el mismo miedo pero sin posibilidades de irnos a encerrar a ningún lado tuvimos que empezar a intentarle por otro lado”, comenta el exdueño de un local de venta de ropa deportiva que ha estado fuera de servicio desde hace tres meses en la colonia Eliseo Jiménez Ruiz de la ciudad de Oaxaca, pues tuvo que estar cerrado la mayor parte del tiempo por contingencia y cuando lo abrían no se paraban ni las moscas.

“Como el local es de mi suegro, pues la ropa sigue ahí adentro, pero el negocio ya no lo vamos a reabrir. Ya no hay como, perderíamos un dinero que ahorita francamente no tenemos”, explica Esaú. Abunda que el que ahora en el negocio de hacer comida en casa esté envuelta toda su familia es la mejor cosa que le pudo haber pasado.

“La tienda de ropa deportiva era como el sueño de mi vida. Siempre fui de usar ropa para ir a correr y no es que corriera mucho, es solo que me gustaba en su comodidad. Y no se diga luego a la hora de coleccionar camisas de equipos de futbol. En una ocasión antes de casarme, hice la cuenta de cuanto había gastado en remeras y resultó que con eso podía ya haber sacado un auto nuevo de agencia”, remite el entrevistado sobre su pasado.

Recuerdo en el que se basa para hacer la transición a su presente en el cual afirma estar atento y actuante. “Acepté lo más pronto posible que el sueño de mi vida podía no ser uno sino muchos más y ahora junto con mi esposa nos levantamos a las seis de la mañana para preparar desayunos y ensaladas, y también ir preparando la comida que vamos a vender por la tarde”, relata Esaú.

Explica que su servicio de comida a domicilio lo fue moviendo en redes sociales y ahí más o menos fue saliendo.  De su esposa e hija dice que ahora que se han visto mucho más tiempo que antes ha habido más momentos para conocerse que para terminar de alucinarse.

“Vivimos al día y a veces menos que eso, la situación está muy complicada. Pero por lo menos, si la preocupación de que alguien de mi familia se enferme de covid continua, el apuro de cómo íbamos a sobrevivir mañana lo hemos ido enfrentando”, declara el ahora cocinero y repartidor de arroces, espaguetis y guisados.

Por su parte Claudia Juárez señala que después cuatro o cinco meses de cuarentena y encierro tal vez ahora haya menos contaminación por los autos y que cada vez sabe de más gente en la ciudad que su traspatio empieza a procurar cultivos alimenticios.

“Coles, tomates pequeños, miltomates, rabanitos, arúgulas, calabazas, papas, la gente en Oaxaca se ha dado cuenta de que el auto cultivo no era un concepto marciano y hippie, sino una actividad que puede cooperar mucho con su crecimiento y alimentación. Que los puede colocar en un papel menos reactivo y más de tomar la desgracia en sus manos”, considera la diseñadora con diplomados en sociología urbana.

“He sido testigo de la proliferación de señoras y señores de las plantas”, refiere. En este aspecto el negativo doctor Salcedo explica que el hacer comunidad en Oaxaca es un asunto muy aparejado al devenir ciudadano. “La gente en Oaxaca ha estado sobreviviendo siempre. Y también siempre se han conjuntado para hacerlo. Muchas comunidades en las ocho regiones del estado siguen blindadas en sus accesos o por lo menos controlándolos y monitoreándolos contra el covid 19”, explica el medico originario de una comunidad de la zona alta de la Cañada.

Celebra que en la Ciudad de Oaxaca los negocios de venta de frutas y legumbres se hayan ido multiplicando a un ritmo moderado en otras colonias que no sean el centro de la ciudad capital.

“Eso nos habla de que la gente se está volviendo más consiente en cuanto a la vulnerabilidad en la que los ha colocado el COVID-19 19, y  eso a propósito de tantas vacunas que hoy prometen en el mundo combatir al virus , es un principio básico para la sobrevivencia”, acota finalmente el galeno.

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