Fiestas del Istmo: colorido, algarabía y arraigo oaxaqueño
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Redacción CIO
La herencia de los antepasados dejó una sólida huella en la vida social de todos los pueblos, costumbres ancestrales o adoptadas en la época de la Colonia enriquecieron la vida cultural, religiosa, lo social en su conjunto. Todo ello es un orgullo que se traduce en color, fiesta, sabores y algarabía, con un amplio sentido de hermandad en la preparación y conmemoración de sus festividades.
Con la riqueza milenaria de su fauna, flora, clima, edificaciones arquitectónicas, las festividades de esta región oaxaqueña tienen amplios significados religiosos, culturales, políticos. Sus bailes y música muestran la devoción a sus santos, el amplio mosaico de colores se convierte en la pluralidad de su clima que engalana y arropa al Istmo de Tehuantepec.
Santo Domingo de Guzmán tiene un amplio valor religioso para los istmeños, pues es el santo patrón que le da nombre a su localidad, además de tener una gran historia.
Procesiones, convite de flores, celebraciones litúrgicas, labrada de cera, cantos en honor del santo patrono, un sinfín de actividades que muestran la hermandad de los pobladores en torno a creencias, valores, cultura, con la única intensión de fortalecer entre ellos la identidad y el orgullo de sus tradiciones.
La riqueza gastronómica, la variedad de platillos y “botanas” en los distintos momentos de las celebraciones, ponen de manifiesto la forma en que aprovechan lo que la naturaleza les ha brindado, para cocinar esos manjares con los que se deleitan propios y extraños, con lo que conquistan a los paladares más exigentes, en una clara muestra que lo tradicional oaxaqueño está al nivel de lo más exquisito en el mundo.
En el Istmo, la majestuosidad de la vestimenta de sus mujeres tiene un alto contenido de orgullo, de vanidad, es el reflejo en un momento de arduos días y hasta años de sacrificio con trabajo, para poder portar altivas su traje con el mejor bordado, el olán más depurado, las alhajas más vistosas, todo esto con la mirada, cadencia y sensibilidad de la mujer istmeña.
El día de fiesta principal, la lavada de olla, la insustituible enramada, las torres de bebidas embriagantes como mezcal, curados, cervezas sirven de marco para los sones, bailes típicos de la región armonizados por sus mejores bandas musicales.
Hoy en día asisten los grupos musicales renombrados de la región y en algunos casos a nivel nacional, pero esta combinación de moda y pasado, no debe romper jamás la originalidad de las fiestas que son orgullo oaxaqueño y nacional.
Todas las fiestas patronales y en esta ocasión, a la que más nos hemos referido, la de Santo Domingo de Guzmán, tiene sus propias peculiaridades por cada municipio, pero en lo general existe un hilo conductor que las engalana y a pesar del correr de los años las enraíza más , esto es: la fé con hermandad.