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Gobierno y sindicato de salud, responsables de la crisis en Hospital de la Niñez

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II de II Partes

Álvaro Morales

El contubernio que existe entre el gobierno de Oaxaca y la Sección 35 del sindicato de salud, que durante 20 años han privilegiado decisiones políticas sobre determinaciones médicas, ha sumido al Hospital de la Niñez Oaxaqueña (HNO) en una crisis crónica, que se ha agudizado durante este 2021 a raíz de la falta de dotación de insumos y medicinas y al despido de decenas de trabajadores, afirmó el especialista en Cardiología Pediátrica y ex subdirector Médico y fundador de aquella institución, César Zárate Morales.

El especialista sostuvo que para el gobierno local la creación de aquel centro médico –en octubre de 1998– se trató de una postura política, pues durante sus casi 23 años de vida éste nunca ha contado con un plan presupuestal y organizativo para consolidarlo, mientras que la autoridad sólo se ha dedicado a ceder a las presiones del sindicato.

Aquella relación política no sólo ha paralizado el crecimiento del hospital sino que lo ha llevado a retroceder 20 años en su desarrollo médico, pues, ante la falta de presupuesto, sus especialistas han dejado de practicar intervenciones que antes eran cotidianas, como cirugías a corazón abierto o neurocirugías, precisó en entrevista con Agenda CIO.

“El mismo gobierno no ha tenido interés; no hay un plan de salud como tal; ningún gobierno (se ha interesado en eso)”, sentenció.

–¿Se ha visto el hospital, entonces, como una pose política?

–Es absurdo porque si yo fuera político levantaría el hospital y haría caravana con eso. No hay otro hospital como éste en el estado. Siendo inteligentes, lo pones en mejores condiciones y haces caravana.

>En su momento llegamos a ser de los pocos hospitales pediátricos en el país; ahora, la mayoría de los estados ya tienen, pero en su momento éramos de los pocos a nivel nacional y aun así no se ve interés de los gobiernos, lo han ido sobrellevando cuando el hospital cumple una labor social importante, es resolutivo.

Zozobra y protestas

De acuerdo con información del gobierno estatal, el Hospital de la Niñez Oaxaqueña comenzó a ser construido el 30 de abril de 1996, durante el gobierno de Diódoro Carrasco Altamirano, y el 20 de junio de 1998, la legislatura del estado de Oaxaca emitió el decreto número 234 por el que se creó esa institución, con el objetivo de brindar atención especializada a la población infantil y adolescente.

Las instalaciones fueron inauguradas el 28 de octubre de 1998 e iniciaron operaciones el 15 de noviembre del mismo año con el servicio de urgencias y, dos meses después, con el servicio de hospitalización con capacidad de 10 camas censables; no obstante, la entidad de salud no fue considerada como un hospital de la Secretaría de Salud sino como un Organismo Público Descentralizado, por lo que, hasta la fecha, no cuenta con reconocimiento oficial como parte de la red estatal de hospitales.

Dos años después de su nacimiento, en 2000, el hospital vivió su primera crisis, luego de que un grupo de médicos efectuara una serie de protestas debido a la falta de insumos y medicamentos, lo que se tradujo en el cese de los trabajadores, una situación que marcó el comienzo de dos décadas inestabilidad.

A partir de entonces, las movilizaciones por falta de atención de las autoridades, principalmente el otorgamiento de recursos para la adquisición de medicinas, ha sido una constante, con paros y protestas que han llegado a prolongarse hasta dos meses.

Sin embargo, para César Zárate, egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la crisis actual es profunda y ha evidenciado que para la institución es imperativa una reestructuración.

“Crisis profunda, pero necesaria”

“Esta crisis es profunda, pero yo creo que era necesaria. El Hospital necesita reestructurarse; yo lo vivo adentro y conozco el hospital: parte de lo que le falta al hospital es una buena organización.

“Algo que le ha hecho mucho daño al hospital es que el hospital se ha adaptado siempre a las necesidades de su personal y las necesidades del hospital quedan en segundo plano, por eso no es del todo funcional”, explicó el especialista.

En ese sentido, añadió que parte del personal de base adherido a la Sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), al amparo de su gremial, busca siempre obtener tratos preferenciales y se niega a cubrir los turnos que menos le favorecen, lo que ha obligado al gobierno a contratar personal eventual, sin cobertura presupuestal.

“Si hay un especialista que dice ‘quiero estar el fin de semana (en turno) porque tengo otro trabajo’, se lo dan y se va fin de semana. Dejas de tener un especialista entre semana, que te es útil, y se va al fin de semana donde trabaja dos días y de esos dos días la mayor parte va a pedir permiso para irse temprano o si le toca faltar puede faltar o si hay días festivos los toma.

“Si requiere una atención de esa especialidad, el paciente se tienen que esperar al otro fin de semana, a que llegue, y si tiene lugar lo atiende y si no, cuando tenga lugar. Al ser dos días la capacidad de solución es menor; eso no se ve en otros hospitales y las necesidades del hospital han quedado en segundo plano”.

Para Zárate Morales, una reestructuración que erradique los tratos preferenciales para el personal de base y que obligue a las autoridades a calendarizar un presupuesto óptimo, abonaría a la estabilidad del nosocomio y le permitiría recuperar su productividad.

–Dicen que por los despidos del 16 de septiembre hasta 90 por ciento del personal del turno vespertino del Hospital de la Niñez fue cesado, ¿es verídico?

–La mayoría de los contratos estaban en la tarde. Como médico, en mi caso, me conviene estar en la mañana y soy más útil en la mañana y en la tarde me dedico a mi consulta privada; hay compañeros que trabajan en otras instituciones. El médico se va acomodando a eso. Como para la mayoría es incómodo trabajar en la tarde, los que se van sindicalizando y van adquiriendo beneficios empiezan a pedir sus cambios de turno.

El turno de la tarde lo va ocupando gente que va llegando y como no tiene derechos sindicales son los de contrato y así pasó: la mayoría de los que trabajaban en la tarde eran contratados y a la hora que se fueron quedó un hueco grande.

El ex subdirector Médico del nosocomio reiteró que mientras el patrón no recupere el control de aquella unidad, el Hospital de la Niñez permanecerá en una crisis perpetua, cayendo una y otra vez en el círculo vicioso de falta de personal, falta de medicamentos y poca productividad.

Por el contrario, apuntó, si la administración pública recurre a una reingeniería, el personal podría ser ordenado en las áreas donde más necesario es y con privilegios únicamente a partir de su antigüedad laboral.

“En una palabra, primero poner el interés del hospital y quitarle beneficios a los trabajadores”.

–¿La falta de interés del gobierno y los excesos del sindicato han dañado al hospital?

–Ninguna institución te aguanta eso. No hay plantilla no hay nomina que te aguante eso; tienes que contratar más gente para cubrir huecos; no va a haber presupuesto que aguante. Se trata de posturas políticas, nadie quiere presentar un proyecto para el hospital.

–¿El hospital puede desaparecer?

No. Desaparecer como tal no. Necesita una buena reestructuración y le conviene a todos: al estado y nos conviene al hospital. Reubicados los trabajadores, eso le va a dar seguridad laboral al hospital. Al final, si se reestructura, la beneficiada va a ser la población en general, que va a tener un hospital organizado y con menos probabilidades de padecer paros.

Reiteró que con 23 años de antigüedad, aquel centro médico tendría que estar viviendo en la actualidad, años de plenitud; sin embargo, ha pasado lo contrario, con retrocesos de 20 años en el área de cardiología.

“Todo lo que hacíamos, ya no lo hacemos. Retrocedimos 20 años… lo hacíamos muy bien, llegamos a operar casi 100 pacientes en un año, que es bastante para un hospital pequeño y eso implicaba niños a los que no tenías que mandar a otro lado; resolvías aquí su problema y no lo hacías gastar en viajar. Si para que lleguen de las comunidades a este hospital es difícil ahora imaginen enviarlos a otra ciudad”.

La situación por la que atraviesa actualmente el nosocomio, ha provocado que únicamente se practiquen cirugías urgentes y que hayan sido eliminadas las intervenciones programadas, que son enviadas a hospitales de otros estados.

Y los pacientes que sí son intervenidos en Oaxaca deben llevar, en muchas ocasiones, los insumos y los medicamentos que serán utilizados durante la cirugía y su tratamiento postoperatorio.

“Todo mundo le tiene miedo a tomar decisiones. Tomar decisiones implica que algunos vamos a salir afectados, pero se tiene que ver el bien del hospital”

“El Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) lo que dice es ‘te contrato, pero te voy a mandar a donde te necesite’; es correcto. Si en el hospital de Juquila no hay pediatra y el Insabi te dice: ‘Te contrato, pero te quiero ahí y ahí vas a estar’, ahí sí funciona”

“Quizá muchos de los que estamos en el hospital, en la reestructura ya no nos quedemos ahí, pero los que se queden van a hacer la función”.

Para el especialista, las autoridades y los trabajadores deben coadyuvar para hacer del Hospital de la Niñez una institución funcional, operativa y con posibilidades de ser potencializada.

“Vas a tocar intereses, pero es el bien del hospital (…) Si esto termina así como está ahorita, en dos o tres años vamos a estar igual o cada año va a estar pasando. Hay que aprovechar esta crisis, esta crisis era necesaria, pero hay que aprovecharla para que salga otro hospital de aquí, pero implica tomar decisiones dolorosas para muchos, pero se tienen que hacer. Si no lo hacen así y todo se queda como está ahora, en dos, tres o en un año otra vez vamos a estar en una crisis y así va a estar el hospital por siempre”.

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