Los valores humanos en la participación política
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Bersahín López | Coincidencias
Desde las batallas históricas en la antigüedad, los códigos de valores en la lucha, aunque fuera encarnizada, eran importantes para suponer los alcances de los vencedores y los vencidos, una especie de leyes no escritas que regían las luchas en el campo de combate, o en la compleja pelea política de aquellos tiempos. Ganar siempre ha importado, pero hacerlo con dignidad, en muchos momentos de la historia, ha sido fundamental.
Hoy en día, las luchas políticas, sociales y económicas han perdido esencia, fundamentación y valores. Se circunscriben, en su mayoría, en acciones que tienen por objetivo alcanzar la victoria o el poder, sin pensar en las consecuencias que, en ocasiones pueden ser más catastróficas para el que gana que para el vencido, lo que significa que el arte de lo posible está siendo sustituido por la acción irracional de lo deseable.
En una sociedad castigada permanentemente por la división y un alto porcentaje de información que confunde, es importante mantener una base sólida de valores, como la honestidad, la tolerancia, el respeto y la justicia para construir escenarios en donde la participación social y política se desarrolle en plena libertad e igualdad.
Oaxaca es un mosaico plural de costumbres, tradiciones y diversas formas de entender y practicar la participación social y política, desde las distintas estructuras comunitarias en los municipios, hasta las más complejas dinámicas en la totalidad del territorio estatal. Pero aún con esta pluriculturalidad, el común denominador debe cimentarse en los valores que permitan construir una sociedad democrática, con esquemas de participación social y política integrales, lo que sin lugar a dudas, nos dará la posibilidad de mejores experiencias ciudadanas respecto al actuar de gobernantes y representantes populares.
De ahí que la participación política debe elevar sus estándares de calidad y también de la calidez que otorga el ejercicio de los valores humanos. Sin honestidad, empatía, gratitud y lealtad no pueden existir representaciones que trabajen realmente por el beneficio colectivo. Ciertamente, no podemos apartar la posibilidad de buscar el bienestar personal o de grupo, pero nunca debe ser una opción sacrificar la felicidad colectiva, que al final de cuentas, es el objetivo primordial de la participación política y social .
Los valores humanos se encuentran anidados en nuestro interior, por lo que, aquellas y aquellos que pretenden estar en contacto con la colectividad a través de la participación política, deben hacer, permanentemente, ejercicios de autoconocimiento e introspección para conocerse a plenitud y encontrar en sus deseos, objetivos y temores, es decir, en su interior, los valores que rijan su actuar en las esferas sociales y políticas.
La política debe ser el escenario donde pongamos en práctica nuestras mejores actitudes y aptitudes, donde manifestemos lo mejor de nosotros mismos, donde los valores aprendidos en la niñez se fortalezcan con el contacto de miles de personas que requieren solidaridad, amor y empatía, Valores que si los fortalecemos en comunidad, podrán ser un motor que impulse el desarrollo de toda una sociedad, solo así, lo que hagamos podrá tener un alto contenido de valor humano, y esto, sin duda es bueno para construir una mejor sociedad.