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Bersahin López Opinión

OPINIÓN | Independencia histórica, co-dependencia actual

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Por Bersahín López

Han sido los que acabamos de vivir, los primeros festejos patrios formales de la cuarta transformación, aquella que presume del mayor respaldo ciudadano por décadas, la que se engalana en el discurso del cambio de régimen, la transparencia y el gobierno de los buenos; fueron festejos que tuvieron el singular toque del actual Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador: sobriedad, altivez, fuerza concentrada en una sola figura, comunicación política efectiva, cercanía con el pueblo mexicano.

Recordar, desde el balcón de Palacio Nacional con veinte vivas, la gesta heroica iniciada por Miguel Hidalgo y Costilla en 1810, fue una manera de seguir disfrutando del “apapacho” del pueblo, fue a los ojos de millones de mexicanos que en vivo, ya sea de manera presencial, por televisión o desde algún medio digital, constataron el vigor del Presidente en turno, aquel que cambia las formas, aunque los fondos sigan intactos.

Para muy pocos pasó inadvertido que el festejo del grito de independencia, volvió a ser el día del Presidente; solo ante su pueblo, enmarcado en el balcón presidencial, las señales de culto a la personalidad, parecieron asomarse en la noche del grito de independencia, de la naciente cuarta transformación.

Cuando un pueblo oprimido luchó por la emancipación hace 209 años, los factores del dominio territorial, la concentración del poder, la riqueza desmedida, fueron fundamentales para que unos pocos primero y después miles, se lanzaran con las armas a la lucha por la independencia de aquel territorio dominado por la monarquía española, fue una lucha encarnizada por la independencia territorial, económica, política, ganar todo o perderlo todo, eran las opciones para los combatientes de ambos bandos, batallas ideológicas, cuerpo a cuerpo, eran por la verdadera independencia, sin puntos medios, la época y los valores no lo permitían.

Las circunstancias actuales son distintas, gritamos “patrióticamente” en favor de la independencia, pero vivimos en un mundo totalmente entrelazado, la codependencia económica, política, monetaria, ambiental, nos obliga a no ser totalmente dueños de nuestro territorio, gobierno, ideología; hoy en día la lucha es más por la supervivencia colectiva, que por la independencia total.

La humanidad parece estar inmersa en una gran telaraña, de la corresponsabilidad en lo bueno, de la complicidad en lo malo, de la culpabilidad mutua en la inacción; podemos visualizar que la verdadera independencia es personal, se materializa en la conquista de nuestras pasiones, en la búsqueda de la felicidad individual, que nos permita aportar al beneficio comunitario.

Las tres grandes batallas ideológicas y armadas que ha vivido el país, son una enseñanza de las bondades de la lucha auténtica, ahí se descubrieron grandes héroes nacionales, en los campos de batalla o en los muros de piedra que se convirtieron en escondites, se forjaron los valores que dieron vida a nuestra nación, fueron una mezcla de victorias armadas e ideológicas, las que delinearon el perfil del México actual, nosotros tenemos en las venas sangre de muchos de aquellos hombres y mujeres, de los protagonistas y anónimos, por eso es tan importante recordarlo en cada canto del himno nacional, en cada símbolo patrio, en cada mes de septiembre, en cada acción que como ciudadanos emprendemos.

Los factores del neoliberalismo, nos permiten cohabitar en un mundo globalizado, con fronteras de papel que a criterio del poderoso se levantan o se derriban, las maquinarias económicas de los poderosos avasallan a los más débiles, no hay forma de resistir los embates de un mundo del cual no nos podemos enajenar; el festejo de la independencia nacional en un mundo co-dependiente sirve para tomar respiro, para encontrar en la historia fortalezas que nos hagan afrontar los desafíos globales en nuestra propia tierra.

México vive una etapa singular en su historia, sin mayor recato, se percibe un apoyo total a la figura presidencial que comanda la estrategia y la ruta por la que camina el país, la co-dependencia de la felicidad colectiva, enlazada a la figura mesiánica por la expectativa de cambio y mejora, ha logrado penetrar en lo mas profundo de la sociedad mexicana, lo que es un hecho es que ya sea en el balcón o la explanada publica, la independencia se debe plasmar en la viabilidad de nuestro desarrollo. 

La expectativa de solidez interna para afrontar los retos globales, tienen en la agenda nacional el fortalecimiento de Pemex, combate a la corrupción, armonía social, reestructuración del andamiaje legal, endurecimiento de medidas fiscales para combatir la evasión de impuestos, acciones de gobierno para mantener la aprobación de mexicanos en pobreza a través de programas sociales que buscan ser el motor político de la actual administración.

La grandeza de México sigue estando en sus hombres y mujeres, en la niñez y juventud que deben convertirse en el gran motor de la nación, la riqueza natural e histórica, son los grandes cimientos para edificar el país que podemos construir, con base en la familia, a la pluralidad, a la verdad histórica y actual; la independencia de México se pone en riesgo con el enajenamiento de los ciudadanos, con la poca disposición a participar de los asuntos públicos, tenemos mejores posibilidades de desarrollo cuando la ciudadanía se informa, debate y participa, aprovechar el desmoronamiento de la “clase política” tradicional, para fortalecer a la sociedad en su conjunto es hacer honor a la lucha independentista que comenzó en 1810.

La confianza que existe en el Presidente de la República, debe traducirse en la participación plena de los mexicanos en las decisiones, las instituciones y los beneficios de un gobierno honesto, transparente y con capacidad. La co-dependencia de un país que como México esta activo en su participación con tratados internacionales, planteamientos en foros globales, intereses económicos compartidos con naciones de todos los continentes, debe encontrar en la cohesión social y política, su mayor fortaleza, con los riesgos existentes, pero con posibilidades de beneficios reales, la apuesta de México en esta cuarta transformación, debe ser por la certeza interna y externa, tan importante es cómo nos sentimos como país y cómo nos califican en el contexto internacional.

Los “vivas” pronunciados desde Palacio Nacional, requieren el acompañamiento de acciones concretas en defensa de nuestra soberanía, del fortalecimiento de la pluralidad que emana de esas batallas históricas; los mexicanos estamos orgullosos de nuestra historia, pero debemos ocuparnos del presente, ser recordados por nuestras acciones debe ser un incentivo para lograr concretar en la actualidad con audacia los grandes cambios que requiere el país, con prudencia mantener y fortalecer lo que nos ha sido heredado y vale la pena conservar, con humildad saber recomponer, repensar ó rearmar, las acciones que a 209 años de ese 1810, nos siguen dando la posibilidad de ser una República representativa, democrática, laica y federal, esencia que jamás debemos perder, so pena de volver a la dependencia.

 

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