Periodistas: Verdaderos defensores de derechos humanos
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Lecciones constitucionales
Marco Antonio Baños Avendaño
El investigar, indagar renunciando a los placeres del mundo para descubrir las maldades existentes en nuestro país y en el mundo, el profundizar en la ciencia de la verdad, es lo que hace el periodista. El nivel de investigación de quien con espíritu inquieto desea descubrir la verdad de una línea de investigación, de crímenes, de corrupciones y corruptos, es lo que el periodista enfrenta el día de hoy.
Resulta que el periodismo es de alto riesgo en nuestro país, de alta responsabilidad social, de alta ciencia para descubrir lo oculto de los gobiernos, de alto grado de profesionalismo cuando las evidencias apuntan a dar la verdad con pruebas y sin maquillajes.
Todos los comunicadores, periodistas, medios de comunicación son defensores de Derechos Humanos.
Todo periodista o comunicador tiene un espíritu propio, una personalidad que debe incidir en un trabajo serio y responsable para convencer con justicia, con imparcialidad, con certidumbre en su trabajo, el periodista es un descubridor de verdades, un defensor de derechos humanos, un soldado de la paz que busca enrolarse en la meta de verdades para que de la sombra salgan a la luz pública.
La verdad, la bondad, la ética, la moralidad, el fundamento preciso, la belleza de redactar diariamente, la forma de dar cauce a las grandes verdades que se ocultan en México, los periodistas lo hacen visible, palpable, tocan con la noticia el corazón y los sentimientos de las personas, motivan a razonar a un país entero, guían a pensar diariamente sobre la realidad de lo que acontece en nuestro país; son la conciencia de una sociedad que quiere respuestas nuevas o interrogantes a tiempo para quien detenta el poder o para quienes corrompen al pueblo con sus negocios o vicios.
El periodista es quien ciudadaniza con el elemento jurídico de la transparencia, es quien motiva la rendición de cuentas, es quien cuestiona a nombre de la sociedad, la prensa y los medios de comunicación adquieren relevancia ante los agravios contra periodistas.
El Estado debe asegurar este trabajo en forma total y definitivamente, es decir, debe asegurar la integridad física del periodista en todo tiempo, debe preservar su dignidad humana y defender sus derechos humanos, debe garantizar la verdad a periodistas y medios de comunicación si se desea cambiar al Estado de cristal, donde todo sea visible.
El otro trabajo periodístico, el que se enfoca a la investigación de grupos nocivos para la sociedad, el periodista que publica y se compromete a sí mismo con riesgo de perder hasta la vida, es un ejercicio que la sociedad misma debe aplaudir, la valentía de saberse en riesgo, la gran osadía de hablar con una verdad que compromete otros intereses, incluyendo los políticos o económicos, el periodista con el Código de Ética de decir la verdad, ha lastimado muchas instituciones y cambiado muchas formas de gobierno, pero de esto, debemos reconocer que las grandes investigaciones periodísticas han cambiado para siempre nuestra historia.
El periodismo como actividad laboral, la información pública, la libertad de escribir sobre cualquier materia siendo lícito, la manifestación de las ideas, de la transparencia, debe ser garantizada en todo momento por el Estado.
La objeción de conciencia, las intimidaciones que amordazan o hacen callar la verdad, la violencia contra periodistas no se justifica, es un crimen atentar contra la libertad de expresión y contra los apóstoles de la verdad hablada o escrita.
Es condenable la muerte de periodistas, es condenable que no se persigan delitos contra periodistas o que se olviden de la noche a la mañana, la información es de interés público, no se puede matar la verdad, tampoco se pueden callar las imágenes que gritan verdades diversas.
El periodismo es un trabajo único, que no puede ligarse a ningún actor político o económico, tampoco puede enlazarse con redes de criminales, es un trabajo que reclama investigación, saber verdades ocultas, transparentarlas en las redes de internet o en cualquier medio, es un trabajo que requiere del aplauso social.
En medio de tantos ejecutados, parece ser que para evitar definitivamente tantas muertes, debe nacer el “criptoperiodismo”, es decir, de forma oculta, que no se sepa quién es periodista o quien no en la sociedad o en la población, acercarse al criterio de salvaguardar la verdad en medios electrónicos, de ya no comprometer la vida de personas valiosas para la sociedad, como son los periodistas que deben tener derecho a la vida, en todas sus posibilidades y formas, sin que esto se interprete como falta de valentía.
Nadie desea que los periodistas sufran desapariciones forzadas, sufran homicidios que sean señalados de pasionales, nadie desea que sufran agresiones, violaciones a sus derechos humanos.
El Estado Mexicano, considerados todos los poderes del estado, deben actuar, protegiendo, preservando los derechos humanos de los periodistas, deben incidir en fortalecer la transparencia, en proteger la vida y el trabajo de periodistas, garantizando la información directa, indirecta y reservada.
Finalmente, el apartado constitucional de defensoría de Derechos Humanos debería corresponderse a la actividad del periodismo, a la protección y denuncia de lo que está mal en nuestro entorno, con la gran responsabilidad de los poderes públicos de defender a toda costa, este trabajo que es víctima del silencio, de la corrupción que todo lo destroza o lo corroe, aún la actividad más hermosa que es la palabra libre.
El periodismo mexicano debe adoptar estrategias nuevas para su desarrollo, debe acoplarse a los actores sociales existentes, debe incidir nuevamente en el desarrollo de técnicas que le permitan cuidar de la integridad personal, cuidar de la vida, preservar el sano compromiso de servir al pueblo al cual dicha información servirá para marcar su ruta de futuro.
Dar información veraz y oportuna, imparcial, comprobada, justificada, investigar, dar la verdad de los hechos es una tarea titánica en un México, en un país que sigue teniendo graves problemas de la defensa de derechos humanos contra periodistas, cuando los verdaderos defensores de estos derechos humanos son los difusores de la verdad que instituciones y sociedad en conjunto deben proteger a toda costa, por ser el periodismo una tarea de titanes de la palabra.