POLÍTICAS DE ESTADO O NECESIDADES COYUNTURALES
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Bersahin Lopez
Las decisiones trascendentes de un gobierno, tienen que impactar en la vida diaria de los ciudadanos y en el futuro de los habitantes de un municipio, estado o país, estas determinaciones pueden suponer estrategias, visión de largo plazo, viabilidad, planeación, todas las valoraciones que nos lleven a contar con políticas públicas impregnadas de fundamento legal y sustento social.
Pero hay en los gobiernos, decisiones que responden a necesidades del momento, a coyunturas que necesitan respuestas inmediatas, sin planeación previa, pero sí con un significado particular que logre determinados objetivos, este tipo de acciones, representan golpes certeros, sin beneficios de mediano o largo plazo, con una amplia carga de reacción efectiva.
Los temas centrales, los que representan la columna vertebral del estado mexicano, deben de contar con un análisis profundo que permita imprimir contundencia a cada acción emprendida por las instancias e instituciones encargadas de la educación, desarrollo social, turismo, salud, seguridad, población, cultura, de todas aquellas áreas que por su sensibilidad e importancia, no permiten la improvisación y el desatino.
El Plan Nacional de Desarrollo, que da sustento a los planes estatales y municipales, debe ser el fundamento principal de acciones que trasciendan periodos de gobierno, que se centren en la soluciones de problemas, que dejen de ser un decálogo de buenas voluntades, convirtiéndose en el eje de políticas públicas con sustento legal, base social, con una estrategia determinada de medición y evaluación de los alcances logrados.
“Un México donde cada quien pueda escribir su propia historia de éxito y sea feliz”, reza el preámbulo del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 firmado por el Presidente de la República Enrique Peña Nieto, historia, éxito y felicidad, que deben responder más a una estrategia que a una buena intención, Plan que debe sobreponerse hoy más que nunca a momentos políticos, desatinos personales, actualizaciones constantes, retos globales que nos sitúan en circunstancias nunca antes planteadas.
Bajo los lineamientos del Plan Nacional de Desarrollo, armonizado con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los acuerdos internacionales signados por el Estado Mexicano, no debe de haber cabida a la improvisación o el desatino, ese documento que fue elaborado entre sociedad y gobierno para trazar una ruta conjunta, debe cumplir los objetivos de un México incluyente, prospero, con educación de calidad, responsabilidad global, con un gobierno cercano y moderno.
Transcurridos los primeros cinco años de la actual administración federal, los indicadores en varios aspectos nos muestran un país que vive las mismas carencias, la implementación de distintos programas emanados de la estrategia nacional de combate a la corrupción, pobreza, inseguridad, no han podido medirse en sus alcances y repercusiones, porque responden más a acciones mediáticas.
El crecimiento de la actividad económica de las 32 entidades federativas por debajo de la meta anual del 4.5 %, los altos índices de informalidad y baja productividad laboral en estados como Chiapas, Tlaxcala, Oaxaca, Hidalgo, Puebla, las enormes diferencias entre el norte el sur, el centro y el oriente del país, como reflejan los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), nos muestran las deficiencias de una estrategia que permita que el país crezca de manera uniforme, respetando las peculiaridades de cada región, con una constante que muestre un camino y un objetivo en común.
Los esfuerzos particulares de municipios o estados, deben de sostenerse en las estrategias y directrices que emanan desde el gobierno, respetando las características del pacto federal, con uniformidad en el diagnóstico, contenidos y evaluación, de esta manera las acciones corresponderán a un plan correctamente articulado, con el respaldo necesario tanto en el andamiaje jurídico, como en la legitimidad social.
El desarrollo social, educación, cultura, población, seguridad, sustentabilidad, economía, política hacendaria, turismo, relaciones exteriores, son temas que necesitan no solo la atención debida, sino la estrategia pertinente, porque de muchos de esos temas depende tanto el bienestar ciudadano, el estado de derecho, las relaciones con otros países, la vida democrática, como la estabilidad de México, sus habitantes e Instituciones.
A poco más de un año de concluir la actual administración federal, a meses de haber iniciado tanto la estatal como las municipales de Oaxaca, esperamos que exista comunión, acuerdo y trabajo en conjunto para implementar acciones que demuestren el avance en la solución de ancestrales problemas, que pueda ser medible tanto la problemática como la solución, para saber si se va en la ruta correcta o si es necesario variar la estrategia, para alcanzar la meta planteada.
La forma en que los gobiernos comunican sus acciones, determinaciones, evaluaciones y muestran su posicionamiento, debe, ante las nuevas circunstancias del avance tecnológico, conducirse con una idea clara, no puede estar sujeta a ocurrencias personales, sino debe responder a la estrategia que lleva el plan en lo práctico; buenas acciones con mala comunicación, nos hacen tener una percepción de que nada se hace o que todo se realiza mal, aunque fuera todo lo contrario, tal vez, ante el avance tecnológico la comunicación debiera ser una política de estado, tratada con mucha atención por cualquier gobierno.
Las necesidades del día a día, se tienen que solucionar en la vertiente del sentido común, nada que ponga en riesgo el bienestar general, pero también todo lo que evite complicaciones futuras, ante la estrategia ningún problema o eventualidad puede superar las fortalezas del estado en su conjunto, gobierno fortalecido, población participativa, territorio productivo, legalidad a prueba de chantajes, deben de ser las directrices de los gobiernos que trabajan de acuerdo a sus responsabilidades y no a dinámicas de tiempos o momentos.
Todo lo que pueda programarse debe medirse, las políticas del estado mexicano, tienen que ser las columnas que sostengan al país en su conjunto, serán los puntos de referencia para solucionar necesidades coyunturales, no hace falta pensar de la misma manera, actuar de la misma manera, porque cada rincón de México tiene sus particularidades, lo que sí debemos de compartir es la visión, el objetivo, las coincidencias por un mejor país, lejos de uniformidad necesitamos coherencia.
En políticas transversales encontramos puntos de encuentro, en trabajo en equipo tendremos resultados, en las mediciones de instituciones nacionales y organismos internacionales tendremos referencias de lo que hacemos y dejamos de hacer, pero en el deseo verdadero de una nación próspera, ahí encontraremos coincidencias… vale la pena.