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Sacerdotes católicos, entre tráfico de influencias y acusaciones de pederastia en Oaxaca

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Álvaro Morales

La religión católica se encuentra sumida en una grave crisis por la constante pérdida de credibilidad a raíz de los escándalos de pederastia y tráfico de influencias en los que han estado envueltos jerarcas y sacerdotes.

La cúpula de aquella agrupación religiosa ha sido parte del sistema corrupto que mueve a México, lo que ha quedado en evidencia en los últimos tiempos gracias al aumento de investigaciones al respecto y de personas y activistas que se encargan de hacer públicos los actos ilícitos en los que incurren sus líderes, opinó el sociólogo Porfirio Santibáñez Orozco.

 

 

 

 

 

 

 

En 2018, un grupo de sacerdotes disidentes acusaron que al interior de la Iglesia se han registrado múltiples casos de pederastia, que, según los testimonios, intentaron ser ocultados por el anterior arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez Botello, que durante más de 14 años controló la Arquidiócesis Oaxaca-Antequera.

En aquel año, Chávez Botello fue acusado de haber emprendido una campaña de acoso, intimidación y destitución–de acuerdo con los mismos señalamientos– en contra de los eclesiásticos que ventilaron públicamente las imputaciones contra el párroco Gerardo Silvestre Hernández, condenado a 16 años de prisión por corrupción de menores, y el vicario Episcopal de Pastoral de la Arquidiócesis de Antequera, Carlos Franco Pérez Méndez, calificado como “mano derecha” de Chávez Botello y que se dio a la fuga después de presuntamente haber abusado sexualmente de un catequista.

Ante ello, el excatedrático de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) consideró que la mayoría de los promotores del catolicismo, en realidad, nunca han intentado contrarrestar la corrupción ni la simulación que impera en las clases políticas, sino que, más bien, se asemejan a ella en sus prácticas y costumbres.

“Juan Pablo segundo divorció al expresidente de México, Vicente Fox, cuando el Derecho Canónico dice que ‘lo que Dios une, no lo separa el hombre’; sin embargo, como son Jefes de Estado, gente con poder, la jerarquía Católica se presta a eso.

–¿Cómo la Iglesia se volvió cómplice de los sistemas corruptos?, consultó el reportero, en un encuentro suscitado en 2018.

–No es un cambio (que se haya registrado en la Iglesia), el problema es de percepción: Lo que sucede es que eso (la descomposición) siempre ha existido, lo que pasa es que ahora se sabe porque hay más información, hay más vigilancia de la sociedad, hay medios de información. Es un problema histórico.

»El celibato: Es común que el sacerdote tenga hijos, que tenga esposas, pero lo ocultan; no es que se hayan convertido es que ahora se sabe lo que ha ocurrido históricamente, pero no se hablaba. Generalmente, cuando se han hecho excavaciones en exconventos, algunas de las cosas que han encontrado son cientos de fetos, y se supone que ahí no entraba nadie. ¿Quién se aguanta el hambre toda la vida?, cuestionó el sociólogo.

–¿La sociedad debería dejar de ver a esas organizaciones como agentes de cambio, ya sea a la Iglesia Católica u otras corrientes religiosas?

-Lo que vale la pena es exigirles congruencia, evitar el doble discurso. El discurso cristiano es maravilloso, es extraordinario; te habla de igualdad, comprensión, respeto, de una serie de valores, pero, ya en la ejecución, la cuestión es muy diferente.

–Lo que se critica es la incongruencia, pues si nos apoyamos en los valores que hemos mencionado, por supuesto que vendría un cambio revolucionario.

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