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Sufre desamparo Oaxaca capital ante rencillas políticas

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Redacción CIO

A los oaxaqueños debe preocuparles lo que acontece en su estado. Como capitalinos, la preocupación debe aumentar y repartirse en diversos temas. La ciudad de Oaxaca atraviesa por un momento crítico; caótica y vulnerable a cualquier embate del desorden, la delincuencia y situaciones inesperadas o adversas, sufre al igual que sus habitantes.

El estado actual en el que se encuentra Oaxaca de Juárez no ha surgido de un día para otro, es el resultado de muchos años de gobiernos poco eficientes en la administración pública, con poco o nulo compromiso social, que no tienen en cuenta la relevancia de dirigir una ciudad en la que confluyen diariamente, miles de personas de otros municipios.

Desde el año pasado, la ciudad se encuentra dentro de las 6 peores ciudades de México para vivir, según un estudio realizado por el Gabinete de Comunicación Estratégica que evalúa la satisfacción de los habitantes de cada urbe mediante tres indicadores: índice de calidad de vida, índice de satisfacción con los servicios y el índice de satisfacción con el desempeño de alcaldes. Calificación que no se ha modificado en lo que va de este 2017.

En este índice, el mal desempeño de los alcaldes provoca la falta de acción de todas las instancias gubernamentales, agravando la inmensa cantidad de problemáticas difíciles de resolver. A todo ello hoy se suman las diferencias entre el presidente municipal, José Antonio Hernández Fraguas y el titular de la Secretaría de Administración, Javier Villacaña Jiménez.

Estos actores priistas de la política capitalina se han enfrascado en un conflicto que tiene fundamentos que deben alertar y ocupar a todos, pues están relacionados con el mal manejo de las finanzas del Ayuntamiento, un tema de suma importancia para la implementación de programas que logren sacar del hoyo a la ciudad.

Esta rencilla entre Fraguas y Villacaña, ambos señalados por endeudamientos en sus pasadas administraciones al frente del Municipio capital, evidentemente se circunscribe a tintes políticos, sin embargo, provoca que Oaxaca sufra los embates del desorden, la inseguridad, la falta de servicios, la carencia de oportunidades y un desarrollo estancado.

Los ciudadanos de a pie experimentan diariamente la realidad que vive la capital. Bloqueos, caos víal, semáforos descompuestos, pocos contenedores de basura, ambulantaje desmedido, transporte público no regularizado y pésima imagen urbana en una ciudad colonial, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde hace 30 años.

Hay muchas problématicas sin resolver en Oaxaca capital que necesitan de toda la atención del aparato gubernamental; tristemente, los gobernantes que deberían trabajar con actitud de servicio y proporcionar direccionalidad a las causas de mejora social están concentrados en rencillas que parecieran personales.

A los capitalinos debiera preocuparles esta situación para despertar una mayor participación ciudadana en las decisiones, sobre todo a la hora de exigir cuentas, transpaentar los manejos de las finanzas y, no sólo exigir, sino propugnar por acciones que mejoren la situación de Oaxaca de Juárez.

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