Veni, vidi, vici…
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Sin Concesiones…
Humberto Ferrusca
Sin poder determinar con precisión adecuada cuales fueron los motivos que llevaron a Alejandro Avilés a la Secretaría General de Gobierno del estado de Oaxaca, pues hacerlo solo generaría más dudas, no solo sobre mi criterio, sino sobre el de todos los profetas y agoreros del destino político del estado, que con una claridad y lucidez sorprendente calcularon unos, su llegada al cargo como producto de sus magníficas dotes como negociador, concertador y operador político, y otros, como el pago de compromisos inconfesables que obligaron a ceder ese espacio, que se utilizaría para su empoderamiento aunque eso representara un costo muy alto para el gobernador y su proyecto político en Oaxaca y en el futuro.
Pues a profetas y agoreros les fallaron las predicciones y el secretario llego como Julio César después de la batalla de Zela, y comunicó a Oaxaca su propio veni, vidi, vici y la arrogancia fue el gesto que mejor lo definió en el cargo, pues hay que estar no solo profesionalmente preparado y/o contar con la experiencia suficiente, sino que fundamentalmente, hay que estar emocionalmente preparado para el ejercicio del poder, porque, con seguridad, se formará a su alrededor una corte zalamera que fácilmente, sumada a la propia fatuidad del individuo, puede ser la antesala de un error no esperado o un fracaso no previsto.
Lo anterior no es un hecho trascendente sobrevenido merced a algún arcano destino, sino consecuencia de la propia voluntad, como dije, desconocemos el origen o la fórmula de la llegada al cargo, que podría tener incluso, una tercera opción, y que esta fuera la valoración de los talentos, habilidades y el propio valor político que quién tomo la decisión considero, que el ahora ex secretario poseía, en cualquier sentido todos se equivocaron incluido el gobernador y/o quienes le asesoraron, parafraseando a John Fitzgerald Kennedy: “Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él”, en este caso aplica al gobernador y no va solo en el sentido de la determinación de esa secretaría sino de muchos otros cargos; sería tiempo de valorar si quienes están ahí cuentan con las habilidades y talentos requeridos, ya que estos son indispensables para el buen desempeño, y en otro ámbito de valoración, se debería analizar si cuentan con la probidad y la responsabilidad no solo necesaria, sino indispensable, pues en el desempeño del cargo se pone a prueba esa virtud, si la tuvieran, y la solidez del carácter si no alcanzaran a contar con el grado de virtud dada la condición humana de los servidores públicos, y la última, para mi análisis, sería la lealtad, que en este caso tiene un valor casi incalculable y si esta lealtad tiene una causa objetiva, que incluya fidelidad, honor y gratitud, pero también compromiso y responsabilidad, por lo que en general se puede confiar en una persona leal, quizá se sea leal a una persona, pero fundamentalmente se es leal a los proyectos personales, a los objetivos propios, en el caso Alejandro Murat y su equipo, creo que ya muchos dudamos de que tanto su equipo personal, como el que se le integró para el gobierno, cuenten con la lealtad requerida, y no es la lealtad al ahora gobernador, es la lealtad al proyecto que significa Oaxaca, quizá los amigos que integró al equipo sean leales a él, pero se genera una duda fundada si lo son al proyecto Oaxaca, pues parece que para ellos, Oaxaca es solo un peldaño en su escalada al éxito futuro de la mano de su amigo, a quien le dicen que como tal, es magnífico, es sobresaliente funcionario, es muy sensible servidor público, además de inteligente, guapo, hábil, visionario y seguramente muchos adjetivos más, pero, le dicen la verdad? Evidentemente, al hacerse de la responsabilidad que el cargo conlleva, muchos detalles se pierden de vista, hay tantas cosas que ver, atender y resolver, que hay muchas escapan al control y a la atención, incluso hasta a la memoria, y el grupo más cercano con la intención de blindar, de no molestar y proteger a su más importante activo, no le ayudan a ver, o a enterarse, o a atender asuntos o personas con un criterio de discriminación personal, no institucional, que se genera más con las vísceras que con la cabeza, y en el afán de proteger, lesionan, utilizan criterios personales, simpatías o animosidad, sin descontar la posibilidad de que alguna forma de ambición personal en materia política o económica dinamice esas decisiones en las que sin duda medran y dañan personas, entidades, organizaciones y sin duda a su propio jefe; el otro equipo, el que le fue integrado para gobierno, cuenta igual que los anteriores con una definida lealtad a proyectos personales o al grupo del cual provienen, a los medios y coincidencias que les abrieron la puerta del servicio público al que se les había negado el acceso quizá desde el gobierno de Ulises Ruíz y a algunos otros, también en el de Gabino, que tienen una voracidad pasmosa, una soberbia inaudita de la que en el primer equipo tampoco carecen, pero que no tienen lealtad ni al gobernador ni a Oaxaca, quizá le tenían lealtad al Secretario General de Gobierno, o miedo o la suficiente desconfianza para atenderle a pie juntillas para evitar alguna reacción adversa, que pretenden convencer al gobernador de que su zalamería parezca lealtad y esto los haga aparecer como equipo comprometido, pero lo que se ve no se juzga y hasta este momento no vemos en ese equipo compromiso ni con su jefe, ni con su obligación principal, Oaxaca, en el caso del ex titular de la SEGEGO, pasó como se describe en algunas de las líneas anteriores, pero pareciera que él se asumió como Victoriano Huerta con Francisco I Madero, pues logro llevar al estado a una condición de caos y beligerancia que hacia parecer que el gobierno de Gabino y compañía de muy infeliz recordación eran más eficaces, y no es asunto de hacer leña del árbol caído sino hacer un recuento de los hechos, Alejandro Avilés vio en todo momento por sus intereses, por su futuro político y su fortalecimiento económico, dejando de lado el compromiso con Alejandro Murat y fundamentalmente con Oaxaca, ahora solo falta entender, hacia donde seguirán sus pasos, va a intervenir en la elección del ‘18, sin duda, ahora sin la dirección del partido ni cargo público alguno, pero a favor de quien será su intervención? Seguramente a favor de sus intereses y de los acuerdos que consolide, pero su historia nos hace dudar de que sean a favor de Oaxaca, le puede pasar como a Julio Cesar al decir al senado romano, veni, vidi, vici y algunos años después, ser traicionado y muerto por su hijo adoptivo Marco Bruto.
Oaxaca de Juárez, abril 19 de 2017.