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Golpean inundaciones por contaminación y crecimiento urbano anárquico en Oaxaca

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Álvaro Morales

La contaminación, el crecimiento anárquico de zonas habitacionales y la ampliación desmedida de la carpeta asfáltica, que han devorado miles de hectáreas de áreas verdes y suprimido con ello las rutas naturales de desfogue, son las causas principales por las que las lluvias causan cada vez inundaciones más severas, con escenarios como los suscitados durante los últimos días en las regiones de Valles Centrales y el Istmo de Tehuantepec, con cientos de damnificados con sus viviendas sumergidas entre el agua.

Y mientras más tarde la sociedad en remediar aquella problemática, las consecuencias serán peores, advirtió el jefe del área de Meteorología de la Coordinación Estatal de Protección Civil, Cutberto Ruiz Jarquín, en entrevista con Agenda CIO.

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Las precipitaciones ocurridas durante este año, apuntó el especialista, no han sido superiores a las de 2020, cuando en el ámbito nacional llegaron a contabilizarse 31 ciclones tropicales que, de una u otra forma, afectaron territorio mexicano.

Sin embargo, agregó, debido a la acumulación de basura, que ha taponeado prácticamente las redes de drenaje de las principales ciudades del estado, sumado a que no existen barreras naturales para contener y filtrar la precipitación, se han traducido en la ocurrencia de anegaciones y avenidas de agua que han convertido calles en auténticos ríos de respuesta rápida, llevándose todo a su paso.

Construcciones sin planeación colapsan a Oaxaca de Juárez

Como ejemplo, Ruiz Jarquín, con 34 años de experiencia en el área de meteorología, sostuvo que la zona metropolitana de la ciudad de Oaxaca disminuyó durante los últimos años hasta en 50 por ciento su capacidad para soportar lluvias sin que ello se tradujera en emergencias como las vividas durante la primera semana de septiembre, cuando las tormentas mantuvieron bajo el agua a seis de los principales municipios del área conurbada.

Hasta hace 20 años, la ciudad de Oaxaca y área metropolitana podía soportar lluvias de 90 milímetros cúbicos sin que sufriera daños severos; hoy, precipitaciones de 40, 50 o 60 milímetros anegan prácticamente todas las calles y avenidas principales.

En síntesis, subrayó, las últimas lluvias no hubieran causado estragos si Oaxaca contará con un plan de crecimiento urbano y con una población que no contaminara.

“Se ha presentado esta situación de tormentas locales, muy fuertes. Ni en el estado de México ni en Hidalgo (y tampoco en Oaxaca) las inundaciones fueron causadas por algún ciclón sino por tormentas muy locales; sin embargo, hay que entender que el crecimiento urbano ha sido exponencial, hay muchas personas que se han ido a instalar y a vivir en zonas de muy alto riesgo: zonas de laderas, zonas muy inundables y, ante ello, el riesgo ha sido mayor”, indicó. 

“En la zona metropolitana de Oaxaca el crecimiento también ha sido muy importante y esto implica que cuando haya una tormenta, la rapidez con que baja el agua es muy importante. La ciudad de Oaxaca traía un umbral de 90 milímetros de precipitación y ahora con 30 o 40 milímetros ya nos pone a correr con una emergencia (debido a las afectaciones ocasionadas)”, dijo. 


–En el caso de la zona metropolitana, entonces, el umbral de soporte disminuyó más de 50 por ciento.

-Ese umbral hay que corregirlo. Estuvimos en pláticas con la Conagua, que reiteró que el umbral para Oaxaca capital era de 90 milímetros; sin embargo, le notificamos que con lluvias de 40 milímetros ya estábamos teniendo problemas.

Lluvias normales; daños cada vez mayores

–¿Se pueden contemplar como tormentas atípicas las que se han registrado, por ejemplo, en Valles Centrales y que han ocasionados severas inundaciones?

–No, porque para que sea una tormenta atípica tiene que pasar el umbral establecido específicamente: se tiene que hacer un cálculo de cuánto ha llovido históricamente en la ciudad de Oaxaca y sacar un análisis sobre la lluvia actual y en ese caso no se han rebasado los umbrales.

En el caso particular del Istmo de Tehuantepec, las últimas lluvias sí han sido extraordinarias, pero algunas sí han sido atípicas; por ejemplo, en Juchitán de Zaragoza, en Chicapa de Castro, llovieron 260 milímetros y el umbral es 184.

–¿Entonces las afectaciones de estas lluvias tienen que ver más con el crecimiento urbano?

-Sí. No se planeó el crecimiento de la plancha de concreto: no hay filtración; los arroyos están siendo invadidos y eso provoca que haya mayor respuesta de los ríos y, desde luego, el principal tema es el de la basura; gran cantidad de basura la que se genera.

>Finalmente, si vas a Unión Hidalgo, a San Mateo del Mar, Xadani, donde desemboca el río Los Perros –en la región del Istmo de Tehuantepec–, ves cerros de PET, de troncos, de basura, carrizales… es impresionante lo que se ve ahí. En gran medida, podemos decir, que las lluvias causan un gran beneficio y es bueno distinguir: la lluvia es un fenómeno natural que hace posible la vida; sin embargo, el exceso y una mala planeación urbana, con asentamientos irregulares, esto se complica.

>Las amenazas como tormentas siempre van a seguir y cada día nos vamos a hacer más vulnerables, nos estamos haciendo más vulnerables, y lo vemos, por ejemplo, con lo que pasó en el estado de Hidalgo (donde el desbordamiento de un río inundó casas y un hospital, con saldo de al menos 17 pacientes muertos) o el Estado de México, donde se han registrado inundaciones y deslizamientos de laderas.

Todos son responsables


Para el experto, en la proliferación de asentamientos irregulares tienen la misma responsabilidad los ciudadanos que arriesgan su vida sabiendo de la zona a la que arriban y las autoridades estatales, municipales y federales que no sólo evitan el desarrollo de colonias sino que las legitiman.

-Es una cadena de responsabilidad, entonces.

-Desde luego que sí. Nosotros como sociedad y posteriormente, por ejemplo, la Ley de Aguas Nacionales de la Comisión Nacional de Agua (Conagua) determina que no podemos asentarnos a menos de 10 metros de los cauces de los ríos o a cinco metros.

>Tienen la idea de que no pasa nada, pero se reduce el área hidráulica del río y cae con más fuerza el arroyo.

Invasión de áreas inapropiadas

 


En la zona metropolitana de la ciudad de Oaxaca, existen decenas de ejemplos de las prácticas irregulares mencionadas por el especialista, como es el caso del río San Felipe, donde decenas de residencias construidas por políticos y funcionarios se encuentran edificadas al interior del cauce, al tiempo que en otros puntos del estado, otras decenas de organizaciones civiles han invadido los márgenes de los ríos para instaurar colonias populares, que, a la postre, sufren de manera recurrente de anegaciones.

“Los municipios no tienen la capacidad de supervisión, menos la Conagua; ellos actúan conforme a demanda, pero no tienen esa capacidad ni esa iniciativa de andar viendo (el cumplimiento de la normativa). Es indispensable que se impidiera cualquier construcción que se haga en zonas de alto riesgo”.

Una opción para mitigar este tipo de afectaciones es que las autoridades municipales y estatales, explicó, vinculen sus atlas de riesgo –donde en teoría deben aparecer todas las zonas vulnerables de las demarcaciones– con los planes municipales y estatales de desarrollo, a efecto de delimitar y excluir de cualquier proyecto los puntos de alto riesgo.

–¿Las lluvias pasadas, que inundaron al menos seis municipios conurbados fueron de 60 milímetros, según sus estimaciones?

-Sí, de 60 y ahí están los problemas que acarreamos. La gran cantidad de agua que por escurrimientos naturales existe en Santa Rosa Panzacola y Pueblo Nuevo (asentamientos de Oaxaca de Juárez), naturalmente la precipitación va a buscar las partes bajas, pero ya están invadidas; entonces, la gente que construye sus casas, busca botar el agua hacia otra parte y el de la otra parte, bota el agua a otra parte y baja con mayor fuerza no con naturalidad y eso permite que hayan ese tipo de inundaciones urbanas.

-En San Martín Mexicápam la corriente arrastró carros con gente adentro.

–Sí. Son obras mal construidas. Por ejemplo, una obra que construyen en el paso a desnivel del puente IV Centenario, el nivel de la carpeta asfáltica está al nivel del lecho del río y eso no puede ser. En ingeniería creo que no se permite eso, pero también Conagua no debió haber permitido, aunque creo que en algún momento ese puente fue clausurado.

Para diseñar un puente, una presa, se tiene que diseñar y construir en un periodo de retorno; todos los fenómenos hidrometeorológicos tienen periodos de retorno: pueden presentarse cada 25 años, cada 30 años o cada 100 años y entre más sea el periodo de retorno, la intensidad puede ser mayor. Los puentes se calculan a través de periodos de retorno, pues entre mayor sea el periodo de retorno el diseño del puente debe ser más estricto estructuralmente.

–¿En la región de Istmo de repite el mismo fenómeno que en la zona metropolitana de Oaxaca?

–A eso se suma que el drenaje de Juchitán está colapsado; no funciona el drenaje. Todas las aguas negras se botan, a raíz de los últimos sismos ya no sirve el drenaje de Juchitán y se suma todo esto.

>Hay obras también como el puente Chaparro que fueron construidas de una forma irregular. No puede ser que un puente lo hagan a nivel de borde: pasa el agua por encima del puente y la gente no permite que se tire ese puente.

En aquellos tiempos ese puente servía como represa, inundaba todas esas secciones y la ayuda llegaba de inmediato; ahora, ya no.

Ruiz Jarquín, finalmente, resaltó que durante las siguientes semanas habrá una disminución en el nivel de precipitaciones que recibirá Oaxaca, lo cual dará oportunidad a que las zonas afectadas por anegaciones se recuperen, al igual que los damnificados.

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