Reflexión: “El México de Santa Anna y el actual”, ¿vidas paralelas?
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195 Lecciones Constitucionales
Marco Antonio Baños Avendaño
En el libro de Historia de México de Alfonso Toro se lee: “Santa Anna, sin cortapisas ya de ningún género, inauguró entonces un régimen dictatorial y tiránico, meramente personal, restringiendo todas las libertades, despilfarrando los fondos públicos, celebrando ruinosos contratos, recargando al pueblo con gabelas indebidas y préstamos forzosos.
“El dictador se veía rodeado en todas partes de un círculo de favoritos y lacayos que improvisaban fortunas opulentas, imitando cómicamente una corte en que los personajes más influyentes eran: soldadones brutales, advenedizos, galleros, prestamistas y prostitutas; en tanto se desataba la más espantosa persecución contra las gentes de bien que abominaban de aquel gobierno. El tirano para darle brillo a su administración, emprendió varias mejoras materiales de importancia en la Ciudad de México (…).
“Al mismo tiempo deslumbraba al populacho con grandes paradas militares, en que hacía desfilar tropas lujosamente vestidas, en tanto que las que se batían contra los bárbaros, no tenían ni qué comer; con fiestas suntuosas y grandes bailes, mientras día a día aumentaban las contribuciones y se suspendía el pago de los empleados civiles.”
Haciendo la reflexión historica, la degradación de aquella sociedad nos recuerda lo que pasa hoy en día en nuestro país. Los periodistas o el ejercicio libre del periodismo son restringidos en la información, se despilfarran los fondos públicos sin que exista aún justicia contra quienes saquearon Oaxaca, robaron el erario,celebrando costosos contratos públicos, municipales, estatales, sin la más mínima vergüenza, como el ocaso del Hospital de la Niñez y la falta de servicios de salud pública a mujeres.
Existen contratos ruinosos efectivamente, que se desconocen datos de cuánto o en qué se han gastado los recursos públicos; existen altos costos por la salud, la educación, no hay trabajo para muchos miles de mexicanos; los normalistas protestan sin cesar derechos educativos, espacios de trabajo, secuestrando a nuestra sociedad oaxaqueña, constituyéndose en lo que ya es considerado delincuencia organizada.
Las instituciones de justicia, lentas en su funcionamiento; quienes tienen el poder, rodeados de cortesanos como en el tiempo de Santa Anna, los juniors con el derecho de pasear con recursos del pueblo; los fraudulentos ex gobernadores o ex secretarios, ya hoy millonarios, con derechos humanos protegidos pero sin confiscación de bienes ganados en la deshonra y la inmoralidad que conduce al robo de las arcas públicas; se persigue a quienes socialmente dicen la verdad, no a quien corrompe o saquea; se hacen fraudes como bailes portentosos a espaldas del pueblo como antaño; se presume de nuestras milicias al exterior, de su poder frente a un pueblo inconforme que sigue en marchas y mítines sin descanso.
Existen serios problemas de pobreza extrema, de falta de seguridad pública, de falta de servicios y de políticas públicas para atarle las manos a quien en turno le toca robar la Hacienda pública del pueblo.
No hay gran diferencia entre el México de Santa Anna y el actual, las reformas constitucionales parecen ser las “bases orgánicas” dirigidas por un presidente interino, para luego reelegir a Santa Anna, la historia se repite cuando no se tiene cuidado de educar a un pueblo al que ya no le interesa ni su propia historia nacional.
En esa época los poderes eran maniatados, controlados absolutamente, las tendencias reaccionarias se orientaban a una dictadura militar, el control constitucional no era posible y la salida para el 10 de junio de 1842, era un Congreso Constituyente que formuló un proyecto de Constitución con tendencias liberales que no era del agrado de Santa Anna.
Los poderes de hoy están en la infertilidad de aplicar debidamente los Derechos Humanos, en donde los recursos que se inyectan para su desarrollo son desviados, en donde no se aclaran aún las muertas de Juárez, no se sabe ya de los crucificados del muro de Trump, muro de la vergüenza, no se aplica nuestra Constitución protegiendo a nuestros connacionales en el extranjero y nuestra Constitución medio controla las situaciones que se presentan como graves problemas nacionales.
Muchas veces no son del agrado nacional unas reformas constitucionales; las figuras de opinión: consulta popular, plebiscito, referéndum siguen sin ser aplicables, no hay ley secundaria para darle opinión al pueblo y la Suprema Corte de Justicia de la Nación sigue opinando qué preguntas se deben hacer o no hacer en nuestra actual democracia.
No esperemos que una muchedumbre, cualquiera que sea, de cualquier sector, sustituya las instituciones de la patria, no podemos esperar que por la lucha de intereses de grupos, las protestas de sectores, se excluya la idea de que no existe la gobernabilidad.
Oaxaca es México, no es un apartado departamental, es un estado económicamente muy poderoso y mal administrado, con serias deficiencias en cada uno de sus poderes, con muchas carencias sociales, con serias dificultades para iniciar un desarrollo competitivo frente a otros estados de la República.
Santa Anna tuvo falta de credibilidad ciudadana en su gobierno, tuvo que crear problemas a partir de falsos levantamientos, para aplacarlos y volver como un “Julio César” victorioso a cada contienda. Hoy las campañas políticas, en la sola idea de que triunfe un partido u otro, nos da la idea clara de que quien llegue a cada estrato del poder, está posicionándose para llegar a dirigir el mismo poder en el futuro.
Las expresiones de “no está fácil la lucha política”, “esperemos lleguen amigos al poder”, “este personaje es mi amigo y confío en que llegará al poder”, “vamos a trabajar por nuestro Municipio o por el mismo estado, finalmente somos compadres”, etc.., son dicotomías, falacias y verdades que se vienen repitiendo por los grupos políticos desde el tiempo de Santa Anna hasta nuestras fechas. Los cortesanos hacen de las suyas en la política actual y la vergüenza ha dejado de existir en sus rostros, presumiendo casas blancas, automóviles de oro y otros lujos excesivos que ofenden al pueblo de México, los ejemplos sobran.
Finalmente, para el caso de Oaxaca, que se llenó de gente que estuvo en el poder y añora siempre el regreso como Santa Anna, algunos se limpian el rostro con algún pequeño evento y pretenden con un “ahora sí lo haré bien”, enseñorearse con algún cargo público del estado o municipio, pensando en las mieles del poder y el ejercicio autoritario del mismo, careciendo de toda ética-política. Por otra parte, Oaxaca en lo particular necesita resultados a todos los problemas que se presentan día a día, la gobernabilidad responde al arte de saber gobernar.
Las tribus políticas actuales de los diferentes partidos políticos, sumados o divididos, juntos o separados, quieren el falso bienestar de las personas, buscando la comodidad de una vida llena de placeres en el poder, buscando sólo una buena imagen pública generada por marketing.
Quienes ya sirvieron a la administración han vuelto por más y más, hay quienes dejan un cargo, adoptan otro y otro, y otro más, no hay satisfacción ni llenadera a todas sus ambiciones desmedidas, quitando la oportunidad a las nuevas generaciones de incluirse como servidores o funcionarios, violentando el Mandato Constitucional varias veces de ser posible, para hacer un trampolín político, de un cargo a otro. En suma, Oaxaca tiene mucho que aportar a México, ha sido cuna de libertades que hoy son sumariamente violadas por quienes como Santa Anna, se aman a sí mismos, no a México.